Decepción, detención, aparición sin vida I. La desaparición de Claudia Repetto tenía un final anunciado. Cuando su ex pareja y acosador denunciado, Ricardo Rodríguez, confesó, lo que quedó expuesto fue la mala praxis del fiscal Fernando Castro, quien no diligenció nada debidamente. En vez de hacer su trabajo, se enfocó en denostar a la abogada Noelia Agüero, a la cual trato a los gritos de “mina histérica” ante todo el personal de la fiscalía arguyendo que no podía con todo porque estaba saturado de casos. Pero hay más.
Decepción, detención, aparición sin vida II. A Ricardo Rodríguez no lo ubicaron las cámaras del COM, ni lo detuvo fuerza de seguridad alguna: lo ubicaron y detuvieron los familiares de Claudia Repetto. Desde que ellos lo pusieron a disposición de la justicia, las autoridades se tomaron el tiempo para llevarlo a declarar en horario de tribunales. Un sinsentido. La excusa de por qué los perros rastreadores no hallaron el cuerpo a metros de donde se halló la pala es que los caninos perdían capacidad olfativa por el salitre en el aire. Interrogante para conocedores.
Decepción, detención, aparición sin vida III. La de Claudia es una muerte más en la que la carátula —finalmente, como reclamó el particular damnificado por medio de la abogada Noelia Agüero— es “femicidio” y donde abunda la desidia de los actores del sistema judicial. Existían denuncias anteriores. Repetto estaba aterrorizada por la presión y el acoso al que era sometida por Rodríguez, quien finalmente confesó haberla matado por celos. No era absurdo, tomando en cuenta la historia previa que el fiscal Castro se negaba a considerar, que la carátula no fuera “búsqueda de paradero” sino, como efectivamente se comprobó, “femicidio”.
Aguantadero para privilegiados. No es Fernando Castro, es un sistema que está corrompido desde su interior por el esquema de unidad básica o comité o como se le quiera decir que impone Fernández Garello. En el caso de Lucía Pérez, fue la fiscal María Isabel Sánchez la que inventó —como dice la sentencia—, una mentira que conmovió al mundo. Sigue en el cargo. En la fiscalía general manda, hace y deshace Mauricio Brunetto, quien transformó la Fiscalía General en una pyme familiar. Eso sí, puntillosamente, todo este grupo que vive espléndidamente del erario público se retira a las 14 hs. Ubicados en puestos estratégicos a los que han ingresado sin concurso alguno, manejan una línea de información interna que hace tronar el escarmiento a quien no se allana con sus pareceres.
Otra vez. Este medio ha informado, desde el inicio de la mega causa ANSES procurada por el juzgado de Santiago Inchausti los errores que se están cometiendo en la misma. El juez se apoya en la fiscal Laura Mazzaferri, cuya desprolijidad suele lindar con el delito en las distintas investigaciones en las que le toca intervenir. En esta, aparecen elementos que, o son subsanados, o van a terminar en otro escándalo. Por ejemplo, la libertad otorgada al abogado Héctor Seri, a quien no se le requirió caución alguna. La causa incoada contra Seri es un espanto. En toda la investigación contra el estudio Organización Previsional SRL hay elementos para preocuparse. Las acciones se pueden caer como consecuencia de los espantos errores de procedimiento y de abuso de autoridad a los que tan afecto es Inchausti. Circula un video en el que se advierte el fracaso de una audiencia por video con objeto de indagatoria al abogado Luis Iros. Dura cuatro minutos. Inchausti pretende indagar al procesado sin brindar lectura de los expedientes. El intercambio y los dichos del “gato” son de película. Ampliaremos.