De ineficiencia y acuerdos I. Es un dato: la parálisis en la municipalidad provoca que una abrumadora cantidad de expedientes estén apilados en distintas dependencias, en particular, en Inspección General, la cual hoy está sin firma debido a que María Elisa Ferrara —renunciada sin reemplazo— a la vista ya dejó en claro que ella “no firma nada”. El 4 de noviembre se les requería a los empleados de área, desde la autoridad administrativa, que no se use el sistema de habilitaciones hasta nuevo aviso porque está en producción el nuevo esquema que surge de la ordenanza votada para facilitar habilitaciones, la cual aún no se puede aplicar. Más inútiles, hay que buscarlos en una película de los tres chiflados.
De ineficiencia y acuerdos II. Una de las características de la nueva ordenanza es que no impone pagos adicionales al nuevo solicitante si la propiedad registra deudas de tasas municipales. Bien, no hay caso: el sistema actúa cruzando datos con la Agencia de Recaudación Municipal (ARM) y no permite proceder. Es decir, que hay una ordenanza que luce muy atractiva, pero el sistema informático, al no tener actualizados los datos que se deben cambiar para poder resolver el tema, hace imposibles las habilitaciones. Ineptos, es poco.
De ineficiencia y acuerdos III. Pero como en todo sistema, siempre hay una puerta trasera. El back door es buscar alguien que tenga banca. ¿Y quién podría tener más banca que el intendente, o que su coordinador de gabinete? Quien recurra a cualquiera de ellos dos, escuchará siempre la misma respuesta: “hablá con Christian”. Christian, es Lence, quien se desempeña como asesor sin cargo ni salario, pero que hace de back door del sistema. Le viene de famiglia. Es hijo del “Ronco” Lence, el mismo que fundió a la empresa «El Cóndor», y el mismo que reinauguró el Hotel Sasso allá por 1989. Ese día Christian, muy pequeño él, lucía todo de blanco vestido de frac y moño, como una réplica de su padre.
Acuerdos. La búsqueda de acuerdos está febril. Las lenguas profundas del palacio dicen que hay reuniones a todo ritmo, como si fueran partidas simultáneas de ajedrez. En ese juego, campea el asesor sin cartera y sin salario… público. Se habla de acuerdos a la parte, como era en la pesca de antaño. Para que quede claro de qué hablamos, se publicaba en La Nación: “Lence, creador del menemóvil, dueño del hotel Sasso de Mar del Plata y de las empresas de transporte El Cóndor y La Estrella, y puntero histórico del duhaldismo, está acusado de ser el jefe de una asociación ilícita y de haber participado en las 534 estafas que se le adjudican a la empresa constructora San Sebastián, propiedad del detenido Antonio Nicolosi”. Corría 1997. Todo quedó en largas que llevaron a un sobreseimiento, ya que prescribió el tiempo razonable para solicitar una pena. Las dinastías se perpetuán en el tiempo. Una justicia inoperante y cómplice, lo hace posible.