
De cambios y expectativas I. Es el vivo comentario en los cafés y las reuniones sociales en la ciudad: ¿qué hará Agustín Neme cuando ocupe la intendencia a partir del 10 de diciembre? Un interrogante que se agita en los días que corren al compás de diversas definiciones: la de Guillermo Montenegro, señalando que su candidatura no es testimonial y que el día de su asunción como senador provincial se retira de la intendencia; y la de Maxi Abad, que asegura que el 10 de diciembre se termina la alianza con el gobierno municipal. Por otro lado, la expectativa gira en torno a qué va a ocurrir en este nuevo escenario.
De cambios y expectativas II. Obviamente, mucho depende de los votos colectados en la elección, que es la única encuesta realmente válida. Si, tal como se afirma, Emiliano Giri asume como jefe de gabinete y se convierte en el coordinador de la intendencia de Neme, no hay que ser un genio para advertir que los tiempos hasta el 2027 serán complicados, por decirlo suavemente. Los críticos dicen «¿Y por qué va a ser cabeza de la gestión un tipo que jamás tuvo un voto?» y agregan «jamás se les atrevió ni al gordo ni al ruso, y siempre se bajó en cada movida que buscó hacer para ganar poder». Hay más, pero son cuestiones intensas, que difícilmente se solucionen regalando un whisky japonés.
Un debate interminable. Los años de infección zafaronista en la Justicia se cobran un precio enorme, y estamos a nuestra suerte: crece el delito, apañado por un sistema judicial que alega demencia y que a los delincuentes sólo los ve como «encubridores». El planteo del titular de la UCIP, presentado ante el impresentable de Kicillof, llevó a que altos cargos provinciales se hagan presentes en la ciudad con la intención de dar alguna respuesta. El último cambio de autoridades fue a raíz de un requerimiento personal del ex jefe departamental, por razones de salud y, per sé, no cambia nada, tristemente.
Llegaron las fuerzas federales I. Finalmente, 400 efectivos de Prefectura están en la ciudad. Se los ve en el centro, en la peatonal y en diversos barrios en puntos neurálgicos. Algo está pasando: en un esfuerzo conjunto con policía de provincia, se desbarató un punto de venta de droga. Ya algo es diferente: el dinero incautado —$127 millones de pesos— dice que la acción es real, y no un decorado en donde sumas irrisorias se presentan como grandes acciones de ley.
Llegaron las fuerzas federales II. En otra acción que, cuando menos, marca un aspecto distinto, se secuestró mercadería con logos falsos por varios millones de pesos. Está claro que la movida federal largamente prometida está en marcha luego de varios meses de tareas de inteligencia. Hay preocupación en medios policiales locales y en cargos municipales con injerencia en el control del comercio. Mucha preocupación.