Con el codo I. Así ha borrado Gustavo Arnaldo Pulti sus dichos de 18 años como concejal opositor en relación a los valores de las tasas municipales. Según sostiene la oposición, Pulti ha elevado el valor de la imposiciones comunales en algo más de un 150% desde que asumió hace 5 años. Las justificaciones están a la orden del día por parte de los integrantes de AM, y sin embargo, no parecen ser suficientes para contener el malhumor que se advierte entre los marplatenses.
Con el codo II. El otro sonsonete del actual intendente otrora concejal fue el de que “hay que terminar con el ingreso de personal por la ventana (sic) e imponer concurso de mérito”. Pues bien: otra intención borrada a codazos. Lleva el récord de una plantilla de 125 funcionarios políticos, habiendo captado a buena parte del vecinalismo vernáculo, que se subió al presupuesto público para percibir salarios de alto nivel. En promedio, estos funcionarios políticos perciben unos $18.000 de bolsillo, a lo que hay que sumarle cargas y costos fiscales de cada salario. Este cálculo da una erogación mensual del orden de los $600.000, que elevan el costo de estos 125 funcionarios a algo más $9.000.000 anuales considerando aguinaldos.
Chanchos. Los dirigentes de la Bancaria salen a darle publicidad a sus reclamos. Camioneta con altoparlantes al estilo de aquellas propaladoras de pueblo de antaño; mucho tirar volantes, que inundan las calles y veredas y aportan al enchastre y la suciedad general. Hasta ahí incómodo, pero en el contexto de libertad de expresión y petición. Ahora, andar grafiteando el portal de los bancos con leyendas incluso groseras, de tablón, mal. Como demasiado. Bancarios eran los de antes, aquellos que al portar el rótulo sin título de “bancario” hacían subir a la familia de categoría social. Esto de ahora no queda nada bien.
Denuncia y ostracismo. Fue caracterizado como un héroe. El teniente primero Daniel Laterzza fue el conductor que buscó impedir un hecho de sangre en la ruta 11 hace ya un año. Sus llamados al 911, su intento de detener la camioneta Chevrolet conducida por el ciudadano boliviano Juan Carlos Choque Tito, que manejaba totalmente ebrio, fueron infructuosos. Seis muertes hubo el 1 de enero de 2012 en siniestros viales; la de Carlos Díaz fue la que intentó evitar Laterzza. Díaz tenía 29 años y vivía en Lanús. Ese día viajaba recostado en el asiento trasero de un Renault Clío por la ruta interbalnearia, cuando a la altura de la localidad bonaerense de General Lavalle, el vehículo fue embestido por una pick up Chevrolet S10 que zigzagueaba en sentido contrario, y ocasionó la tragedia. Laterzza fue abandonado por la fuerza y cuasi condenado a silencio por el ministro Casal, quien le prometió un ascenso que jamás llegó. La falta de respuesta del 911, aquel terrible 1 de enero, jamás se investigó.