Malas lenguas 957

Repudio. El ex secretario de Comercio Guillermo Moreno vino a Mar del Plata a dar una charla política. Estaba junto a su séquito en la confitería Boston de avenida Constitución, tomando un cafecito que terminó extemporáneamente. El hombre que se jacta de haber manejado a su antojo a los empresarios en su gestión debió abandonar raudamente la citada confitería ante la gritería de los presentes que repudiaron su presencia con fuertes epítetos. Guapo que huye sirve para otra charlita.

Un tanto hipócrita. El ex secretario de Salud municipal Alejandro Ferro salió a defender su posición en relación a las denuncias del actual titular del área Gustavo Blanco, alegando que ellos (AM) habían llevado la atención durante las 24 horas a los barrios y que es precisamente lo que reclaman se reponga. Como nada es casual, misma posición adoptó la titular del CICOP local, Teresa Leguizamón, quien además, luego de años de silencio gremial y mediático, reclama reposición de insumos, reparación de equipos médicos y largo etcétera. Nos habíamos amado tanto…

Puesta en escena. Sale a correr por la costa, se queja en privado de lo mal que se está comportando el ahora concejal Santiago Bonifatti, que no le cede los módulos de los concejales de AM -unos quinientos mil pesos por mes- y lloriquea que está tapado de deudas de la campaña en la que salió perdidoso y debió entregar la comuna. Obvio, el ex intendente municipal Gustavo Arnaldo Pulti. Días pasados le pidió treinta mil dólares a un referente político local, prometiendo que para marzo podría devolver dicho dinero. Luego de hacer “la manga”, pidió consejo para siembra intensiva en dos campos: uno sería de una prima suya, en el partido de Dolores, y el otro en Otamendi, propiedad de un amigo, según sus palabras. Qué alma generosa, siempre preocupándose por el bienestar de los demás… Se ve que la prima de marras y el amigo mucho no deben entender de explotaciones agropecuarias.

Solito y solo. Así se lo ve a Florencio Aldrey Iglesias. Fue patente en el partido Boca-River, frutilla del postre del Torneo de Verano, durante el cual nadie se le acercó -estaba acompañado por una de sus amadas sobrinas-. A tal punto llegaba la visible soledad del pequeñajo, que el curul accionista marplatense Héctor Rosso tuvo a bien esquivarlo. Molesto por la indiferencia recibida, y tan acostumbrado al besamanos del que era habitualmente objeto hasta el 10 de diciembre pasado, el coruñés partió antes del segundo tiempo. Como se dijo en un asado en Villa María, Córdoba, en el que entre otros estaba Alberto Kohan, “el Gallego esta en caída libre”. Y sí, era hora…