I can’t breathe.

“No puedo respirar”, ese es el grito de los cientos de miles que han destrozado Minneapolis y cuya furia en contra de las fuerzas policiales se ha desplazado a lo largo y ancho de la unión americana por la muerte de un ciudadano afroamericano a manos de un policía. Esto ocurre, además, en el contexto de la pandemia, con millones de desplazados de sus puestos de trabajo y penando para recibir lo mínimo para subsistir.