Las diferencias —ya inocultables— entre Cristina Fernández y Axel Kicillof repercuten en la Legislatura provincial, llevando a que no haya aún un presupuesto de cara al año próximo ni —mucho menos— permiso para que el gobierno provincial tome deuda.
Se viene una nueva temporada estival en la que Mar del Plata tiene todo para convertirse en la reina de la escena, ya que no hay otro centro urbano que le pueda competir.
La votación sobre tablas de un proyecto de la Federación Universitaria Marplatense —inspirado en los mejores principios— es otro ejemplo de iniciativas flojas de papeles que terminan recibiendo el aval de la corporación política local.
Y no, no es que hayan contratado al mítico jugador de Boca para sumarse al staff municipal. No, es un elemento más del raid del jefe comunal deseoso de encontrar un perfil de duro entre los duros ante los problemas de inseguridad.
El delito y el crimen, son una constante: hay a diario tiroteos, muertos y una presión enorme sobre la sociedad. Hay quienes miran para otro lado, y hacen como que no pasa nada, contestando sólo con estadísticas, jugando a que lo que ocurre es sólo una sensación.
Hace ya algunos años que Mar del Plata recobró su lugar central en la escena del veraneo en la costa bonaerense, impulsada por la recuperación del turismo juvenil que ocho años de muy malas políticas habían llevado a perder.