Una vez más la mentira como método, el despilfarro público como sistema, la impunidad como consecuencia de un accionar que privilegia el abandono de los deberes públicos. El abrazo cinematográfico entre Gustavo Arnaldo Pulti y Sergio Berni -se recomienda ver video en cámara lenta- parecía más la llegada de un enamorado esperada largamente, que la recepción de un funcionario público por cuestiones estrictamente operativas.
Obvio es, para cualquier marplatense, que los prefectos ya estuvieron en 2009 y 2013. Berni señaló que los funcionarios federales estarán hasta septiembre; entonces, la nueva policía -mal llamada “local”- tomará la posta. Pero hay algún problemita:Pulti ha renovado el llamado para incorporar aspirantes a la policía en formación, y el número no llega, por varias razones. Una de ellas es que esta policía ofrece una formación expulsiva de aquellos que ingresan. ¿Por qué? Por el modo en que se lleva la cursada, que agobia a un alto número de ingresantes. El abandono de los aspirantes es una constante, y de allí los constantes llamados a incorporación.
Pulti se irá con un récord de muertos, heridos, tullidos de por vida. Millones de pesos destinados formalmente a seguridad que nunca aplicaron seriamente a la búsqueda de más y mejor seguridad. Hoy sabemos que no hay plan, que no hay propósito serio, no lo hubo en todos estos años. Rodolfo Iriart le pone una garra notable, aunque no daría para pensar que alcance, en una ciudad en la que la cifra en que se estima el universo de criminales es del orden de los siete mil. Es decir, hay una población activa y consistente de 7.000 criminales, familias completas que ya trascienden la tercera generación en el delito, y un Estado que no asume sus responsabilidades. Iriart advirtió al llegar a este explosivo sillón que ocupa, un dato increíble: el Patronato de Liberados funciona de lunes a viernes. ¿Fin de semana? Nadie, no hay personal. Los primeros que saben que nadie los controla desde el viernes a las tres de la tarde hasta avanzado el lunes son, por supuesto, los favorecidos por el sistema que propugna dar libertad a reos con condena cierta, para que se reintegren a la comunidad.
No todos pueden, luego de un episodio de inseguridad, como el juez federal Alfredo López, tener custodia de Prefectura en su casa las 24 horas del día. Los ciudadanos del común, asaltados, vejados, son causas que van a archivo horas, días después de los hechos. Un funcionario no va a cambiar la historia, aunque puede mejorar lo contingente, pero si no hay una acción de conjunto, nada va a cambiar. Integrar el recorrido de las investigaciones entre policía y fiscalías, crear un grupo de seguimiento de casos sin resolver -el “cold case” de los Estados Unidos- y llevar adelante una política meritocrática para fiscalías y juzgados de garantías, es un punto de inicio. Los trecientos federales no llegan para construir el imperio de la seguridad en Mar del Plata; son apenas otro ejemplo del mal uso del recurso humano disponible. PSA y Prefectura están para otra tarea; humilla que los usen de comparsa de dos descuidistas de sus funciones como Pulti y Berni.
Los marplatenses, que están tensos por la inseguridad que los mata, los humilla, los despoja, no se compran este concurso de ninguna idea novedosa. Que la cadena de corte y pegue respaldo en continuado el discurso oficial no cambia la percepción de la realidad que tiene el marginado de los intereses del poder, el vecino de a pie, el contribuyente.