Llegaron a Mar del Plata para llevar sus carnestolendas al Gran Hotel Provincial. Como los mejores gobiernos conservadores, le pusieron una fortuna —a precios totalmente fuera de lo que dicta el mercado— al gárrulo Ladrey para hacerse una manuela ideológica en la que anuncian un plan quinquenal, como si estuvieran en condiciones de arrasar en las elecciones de este año.
La distancia que separa al GHP y al HIGA es de 7.6 km. Esa es la distancia entre el relato y los hechos que cubre de forma lamentable la media local. En algunos casos, de forma tan comprometida, que se dieron aires de «primicia» al publicar los contenidos del plan anunciado. Ya «vergonzoso» es un término que les queda muy corto.
Los muy patéticos Kreplak y Kicillof se auto elogiaron en la red social del pajarito señalando: «Recibimos un sistema de salud quebrado, abandonado y desfinanciado, afrontamos una pandemia y logramos lo que en partes del mundo fue difícil: llegar a todos. En paralelo, diagnosticamos a fondo la situación y hoy presentamos el Plan Quinquenal. Tenemos derecho. Tenemos futuro». Ese es relato.
¿Cuáles son los hechos? Mirta Lorena Jiménez, directora asociada del HIGA, y Natalia Suárez, técnica en imágenes, firmaron e hicieron circular un diktat en el que imponen severas restricciones a los tratamientos por imágenes en el nosocomio. Señalan que si bien hay técnicos en imagen las 24 hs los siete días de la semana, los médicos de cada especialidad están sólo de 8 a 12 y de 12 a 16 hs, es decir, que no cuentan con personal médico de forma permanente las 24 hs.
Un sereno que trabaja para una empresa de seguridad que brinda servicios a OSSE, y que fue salvajemente golpeado, está hace ya 15 días sin tratamiento de cirugía reconstructiva debido a una disputa entre la dirección del hospital y la obra social, que le debería cubrir la operación, sencillamente porque en el HIGA no tienen ni los profesionales ni los elementos necesarios para operarlo.
Ya no se atreven más a citar a Vidal, pero sí hablan del deterioro del sistema hospitalario. Después de Cafiero, pasando por Duhalde, siguiendo con el huido Ruckauf, Solá y los ocho años de terror de Scioli, se atreven de hablar de la destrucción por cuenta de la oposición. Están matando a los bonaerenses, y gozan de impunidad mediática.
Hablan de planes quinquenales cuando el dengue bate récords en la provincia sin que se vea una sola acción preventiva ni comunicacional. La plata de la sociedad, la gastan en comprar silencios. Hay casos graves, de enfermedades terribles como el cáncer, que están aguardando de forma interminable que les den turnos, una situación que se repite por toda la provincia.
El estado de abandono y desidia está en cotas nunca antes vistas, provocando la renuncia de profesionales de extensa trayectoria, simplemente, porque no dan más. El encuentro de la militancia de La Cámpora disfrazado de encuentro de profesionales de la salud y pagado por todos los bonaerenses debería ser considerado un acto delictual. Y la ausencia de salud, una conducta criminal premeditada y programada.