De desatinos y asesinatos

Una vez más, Mar del Plata fue la ciudad de la furia. Una vez más escuchamos la retahíla de verbalizaciones ya francamente estúpidas de Gustavo Arnaldo Pulti ante cada caso que conmociona a la ciudad. El secuestro de Guido Materia (23), integrante de una familia trabajadora y dadora de trabajo en esta comunidad, que posee un patrimonio fruto de generaciones de esfuerzo, y el asesinato de Luis Aguirre (41), trajeron a la superficie la desafortunada y lamentable situación que vive esta ciudad.

Inmediatamente después de conocerse ambas circunstancias, Pulti salió a hacer declaraciones y a fotografiarse en La Plata y la ciudad de Buenos Aires anunciando que fuerzas federales vienen a asegurar un mejor soporte de seguridad. Corto de mente el intendente: debería tener presente que traer a Prefectura es una película repetida cuyo final ya conocemos. No sirve para nada. Por imperio de la Ley de Seguridad Interior, cualquier detención hecha por esa fuerza será anulada en instancia judicial. Será nula de nulidad absoluta, y sumará frustración. Esto debe ser dicho claramente: Prefectura es una escenografía costosa en términos operativos que no suma a favor del ciudadano.
La respuesta a la movida -que en La Plata se leyó como un capítulo más en la guerra con el secretario de Seguridad Interior Sergio Berni- fue contundente, furibunda: seiscientos policías y doscientos “morpho touch”, ingenio tecnológico que permite en el acto obtener, mediante el registro de huellas digitales, el dato de quién es el sujeto en cuestión en controles o allanamientos. El jefe de la policía de la provincia de Buenos Aires, Hugo Matzkin, constituyó su despacho en la Departamental Mar del Plata; de hecho, la intervino, así como a la Regional Sur. Si Eduardo Quntela y Héctor Maggi tuvieran un mínimo de dignidad, ya habrían presentado su renuncia. Claro está, no se puede pedir al burro que ladre; sólo sabe rebuznar.
Hugo Matzkin dijo que han venido erradicar el delito. Que le avise al ministro Casal, así inician el proceso para desactivar el penal de Batán, auténtica “madraza” del delito en esta comunidad. También señaló el jefe de los uniformados provinciales: “Nos quedaremos hasta que todos los ciudadanos sientan que realmente cumplimos con nuestra función”. Se ve que ha querido ser marplatense, porque será tarea para toda una vida esa propuesta, y no de un solo operativo, por resonante que sea.
En paralelo salió a abrir la boca el prosecutor federal Daniel Adler, quien reveló que en nuestra ciudad ha habido siete secuestros exprés, reclamando así apoyo en el accionar fiscal. Es curioso, ya que Adler es fiscal general de cámaras, de hecho, el jefe de los fiscales. Los que están bajo sus órdenes tienen algún problema: no están designados por concurso ni aprobados sus pliegos por el Senado. Y en el concurso para estos cargos, calificaron en los puestos diecinueve y veinte, respectivamente.
En público, Matzkin fue prudente en cuanto a las palabras de reclamo de Adler, pero en privado no se ahorró crítica ni epíteto. Adler critica a la policía provincial, avanza sobre lo que califica de ineptitud ante este tipo de crimen y lanza la sospecha sobre la probidad de los integrantes de la DDI local.
Es obvio que nadie se ha tomado en serio la cuestión, porque siguen ocupados en internas. Según reveló la fiscal María Isabel Sánchez, la cámara de seguridad ubicada en la esquina de Edison y Vértiz no proveyó información útil, ya que apuntaba hacia otro lado. Fue muy puntual la fiscal Sánchez: “nunca ninguna imagen de ninguna cámara de seguridad sirvió para esclarecer hecho alguno”. Bueno, habrá que trabajar en serio, entonces.