Carlos, el modesto chofer de campaña empoderado hoy como el dueño de la vida de los bonaerenses. Hablamos de Bianco, el jefe de gabinete de la provincia y actor central en las confusas y por qué no maliciosas determinaciones de la gobernación sobre Mar del Plata en tiempos de pandemia.
Se le conoció por su tarea de chofer y secretario de Axel Kicillof en la campaña en 2019. Ignoto en la política, fue construyendo un espacio de poder que anula y desplaza al gobernador, elegido por el voto popular.
Tiene obsesión tirria con Mar del Plata, y la actitud melindrosa de la dirigencia local, se la hace fácil. En conferencia de prensa del 15 de diciembre de este año (sí, de este año, no del siglo pasado) anunció que se habilitaba un protocolo para permitir las reuniones al aire libre, y descomprimir así las fiestas ilegales.
No fue un trascendido: fue una conferencia de prensa en la que expresó: “Hace días que venimos trabajando con intendentes y con el Ministerio de Seguridad para desactivar las fiestas clandestinas. Para descomprimir esto vamos a presentar un protocolo para espacios de entrenamiento nocturno”. No se quedó allí, abundó: “el protocolo propiciará una serie de cuidados para los jóvenes que asistan a las reuniones, que deberán llevarse a cabo en espacios al aire libre, con una capacidad máxima de 200 personas y un 30% de aforo del espacio permitido”.
El 23 de diciembre (no hace un milenio, sólo ocho días después) anunció con igual contundencia discursiva que no habrá fiestas, aduciendo que el incremento de los contagios puso en alerta a las autoridades sanitarias, y llamó la atención sobre la mutación genética del virus que se conoció en el Reino Unido: “Si bien no implica que se agrave la enfermedad, sí puede generar un mayor ritmo de contagio al 70%, esto que en algunas revistas describen como virus mutante inglés. Bueno, estamos preocupados por el ‘virus mutante inglés’”. La mutación inglesa es nada al lado de la incompetencia y desprecio que exhiben por los ciudadanos.
No hay consenso entre los empresarios sobre qué hacer ante tanta desidia funcional. Se hicieron inversiones, y se esperaba cuando menos recuperar algo de lo perdido en este tremendo 2020. Bianco cierra lo que nunca abrió pero sí alentó, y provoca pérdidas que en lo monetario se cuentan por millones de pesos, y en puestos de trabajo, por miles. La argumentación basada en títulos periodísticos poco sensatos, como base de determinación política con efectos económicos, es de clara raíz autoritaria. Remite a los derechos del príncipe, y no a la sana administración republicana de gobierno.
En tanto se ensañan con la siempre muy visible Mar del Plata, el gobierno comunal queda aislado políticamente sin expresiones ni de los curules de Juntos por el Cambio, ni expresión alguna sobre estos atropellos por parte de los legisladores de la provincia, que están en su propios asuntos. Mala praxis política de una intendencia que demasiado pronto se quedó en soledad, fruto de sus propios gestos y actitudes.