El día 18 de diciembre de 2015, el diario La Capital titulaba: “Municipales reclaman por el aguinaldo y las bonificaciones todavía impagas”. Y, debajo, en el copete: “Mientras se mantienen en estado de alerta y movilización, los municipales se reunirán hoy con el secretario de Economía. Quieren que se defina cuándo cobrarán el aguinaldo y las bonificaciones adeudadas. Inquietud por el futuro de temporarios y contratados”. Habían transcurrido ocho días de la asunción del gobierno de Carlos Fernando Arroyo.
Hoy, en tanto se restablecieron los acuerdos forjados en los ocho años de Pulti, las prebendas para los integrantes de la comisión directiva están a la orden del día. Cientos perciben salarios con bonificaciones sin prestar servicio. El silencio, es sepulcral. Los conejos negros descansan.
Un audio que circuló entre el cuerpo de delegados el 15 de agosto dice: “El sindicato lleva conversaciones con el ejecutivo para acordar el pago del aguinaldo para aquellos que aún no lo han cobrado. Así mismo estamos pidiendo el pago del cinco por ciento adeudado de la paritaria del año pasado. Dicho monto, reconocido por el intendente, aún no se percibió”.
Mansitos, y manteniendo mansitos también a los municipales, en stand by. La situación, que bien puede ser justificada por la pandemia, expone cuán canalla son quienes deberían proteger los intereses de los empleados del municipio. Recuperaron sus posiciones y prebendas, y ahí se termino el espíritu de combate en pos del bien de los “compañeros”.
Estos bueyes no se cornean, pero tienen lo suyo. La relación entre Antonio Gilardi y el delegado Julian Robayna, del área de Inspección General, está muy deteriorada. Hubo en dicha área corrimiento de agentes en funciones y empleados que se quieren ir por culpa del maltrato frecuente de los dirigentes políticos nombrados por Montenegro. Es un interrogante valido si, luego de la revelación por parte de este medio de los acuerdos para repartirse horas extras ficticiamente trabajadas, las mismas se pagaron, si se seguirán facturando, o qué pasará.
Nuestras fuentes aseveran que, en el intercambio de pareceres entre Gilardi y Robayna, este le aclaró que él acordó trabajar “para arriba”. El abuso de poder es ya un clásico de esta des gestión que da todo, y todo cree que lo puede quitar, como si divinidades fueran. Es curioso, nadie aprende nada.
El que está muy mudito, es el contador de ley Guillermo Costanzo, nuevo vecino del barrio cerrado Rumencó. Entre 2017 y 2019 se la pasó haciendo observaciones sobre los gastos y proyectos del ejecutivo, críticas que fueron profusamente publicitadas. Este año, esta mudito. Y eso, que dos contadores de entes municipales le han hecho saber de irregularidades lindantes con afrentas al código penal. Un interrogante mayor es cómo se va a blanquear el dinero que, por millones, actores privados acercaron a la comuna para cubrir gastos en los primeros momentos de la cuarentena. La plata, que estaría en un valor cercano al 30% del presupuesto de este año, nadie sabe bien en qué, cómo, y para qué se destinó.
Lo que sí, todo el manejo de esa masa de dinero pasó por un sólo par de manitos: las del siempre desagradable Alejandro Rabinovich.