Era de esperar

Guillermo Montenegro armó un gabinete extraño tras ganar la intendencia de la ciudad. Una de las personas menos relevantes a las que llamó al servicio público, es Carlos Balmaceda.

Poco relevante, porque su performance como escritor es —pese a sus once títulos publicados— pobrísima en su calidad literaria —aunque sé que esto que señalo da para interminables discusiones—.

Políticamente, de fracaso en fracaso, desde 1984 hasta hoy: fracasó en ser concejal a pesar del apego que mantenía con María Rosa Solsona en los años del gobierno de Ángel Roig. De hecho, Elio Aprile llegó a señalar «mientras yo tenga algo de poder en el partido (por la UCR) jamás va a ser concejal». También probó suerte con Elisa Carrio, sin conseguir nada.

Finalmente, Montenegro le dio un lugar en el que, dada su pertenencia al ámbito de la “cultura” marplatense, podía esperarse de él lo más. Es lo menos, como pocas veces se ha visto. El planteo de la oposición ante el Concejo Deliberante de su incapacidad —alimentado con los testimonios de los músicos de la Orquesta Sinfónica Municipal— llevaron a la firma de una nota por parte de todos los bloques del cuerpo pidiéndole explicaciones.

Sólo pueden sorprenderse quienes no conocen a esta comunidad. Nadie, en su sensato accionar, habría nombrado a este personaje menor en un cargo de tan alto perfil y enorme conflictividad. El primer secretario de Hacienda de Aprile, Oscar Rodríguez, buscó sin éxito desarticular la Orquesta Sinfónica, cuerpo que representa un peso enorme en el presupuesto con infinitas prebendas que se han acumulado a través de las décadas. Quizás sea para preguntarse si Balmaceda esa bandera: la de la eliminación de la orquesta. Es una especulación válida si uno ve que ha hecho desaparecer las bibliotecas barriales, y ha puesto al Centro Cultural Osvaldo Soriano en camino a desaparecer también.

El 15 de diciembre de 2021, en el diario del coruñés emprendedor anunciaban el inicio de las obras para poner en valor el edificio donde funcionan el centro cultural Osvaldo Soriano y la biblioteca municipal Leopoldo Marechal. En la gacetilla distribuida a los medios se le daba la obra una duración de ocho meses. Si uno mira el estado de la misma, es claro que la obra fenecerá sin que quede a la vista ningún resultado.

La notable ausencia de capacidad de secretario —caro, pero no el mejor— lleva a tensiones internas y a pedidos de explicaciones que nunca contesta. Hay 22 pedidos de informes del Concejo Deliberante sin contestar. La queja de los ediles del FdT llevó a que la propia presidenta del Concejo acompañe una citación al secretario que fue firmada por todo el cuerpo en su conjunto. Nunca antes se vio algo igual.

El colmo de esta situación, es la renuncia de María Laura Muñiz a la dirección de la orquesta. Contratada sin concurso hace cuatro meses, nunca pudo dirigirla porque faltan músicos, no se llama a concurso, y no hay funciones. Su renuncia deja vacante el cargo y a la orquesta sin destino. Pero no es todo: el área de Museos también está abandonada. El José Hernández —ubicado en la laguna De los Padres— está cerrado. La mayoría del personal trabaja de forma remota, estrategia que sirve para no dar la cara. En el ámbito de Cultura dicen que antes de fin de año, Balmaceda se va con edad para jubilarse y con el tiempo que requiere por ley el IPS para poder percibir la jubilación a través de dicha caja provincial.

Vergonzoso.