Fue una semana atípica. Atípica, porque el impacto que provocó el hallazgo de la estatua “La Sirena” —robada a vista y paciencia del COM— trajo a la luz el valor patrimonial e histórico que tiene la ciudad. Atípica, porque el pase de Mercedes Morro al bloque oficialista no estaba a la vista de nadie y repone el número de bancas que el ejecutivo necesita para llevar adelante sus propuestas y planteos.
Fue Costanza Addiechi quien modificó el panorama del interés local por lo patrimonial, si bien ella se expresa con modestia y simpleza, hablando en general de la sociedad como actor clave de este cambio. Es su expertise y enjundia lo que ha hecho la diferencia. La investigación se apoyó en las imágenes de las cámaras del COM, que permitieron reconstruir el momento en que se produjo el robo y el traslado de la estatua, y obtener así la chapa patente de la camioneta utilizada para llevársela.
Lo que expone también es que, a la hora en que ocurrían los hechos, no había operadores en el COM que permitieran, en tiempo real, impedir el hecho. Es un interrogante sin respuesta saber si esa falla no fue afortunada, porque permitió destapar a esta organización con contactos internacionales abocada a la venta de arte robado.
Los actores visibles, son el anticuario Pablo Molinari ——quien tiene una causa anterior por el robo de sellos postales— y Alejo Rossi, el dueño de la estancia “Los Tilos”, quien —por ahora— no parece llamar mayormente la atención del fiscal Fernando Castro.
Lo ocurrido tiene que llevar a una revisión urgente del personal y los procedimientos del COM. Es una falla muy expuesta. No debería quedar en el logro del resultado de la investigación de la DDI.
El gambito, tiene por protagonista central a Mercedes Morro.
Surge hoy como un dato central que Guillermo Montenegro tenía ya decidido liquidar su sociedad con Lucas Fiorini. Alejandro Carrancio cursó una estrategia que tenía por objeto generar acuerdos en vista a la elección de este año, y el grupo fue por la que conocen: meter presión. Midieron que Montenegro se debilitaría si prescindía de ellos (CREAR), y no vieron la jugada en el tablero.
El gambito es, en el ajedrez, la decisión de sacrificar una pieza para ir por la jugada central, que puede llevar a ventajas posteriores. Es obvio hoy que la incorporación de Morro estaba “cocinada” con anterioridad. Al grupo que lidera Fiorini le queda ahora un camino árido por delante.
Los acuerdos a nivel de Mar del Plata van por la “lapicera” de Guillermo Montenegro y la de Maxi Abad, hoy en posiciones irreconciliables con Lucas Fiorini. La situación no se va a enmendar con brulotes en los medios digitales, dependen de factores políticos. Como, por ejemplo, que hay interna en las PASO. Las diferencias irreconciliables de criterio y modo de acción política entre “halcones y palomas” quizá le abran una oportunidad.