La saga del Kanki y la falta de verosimilitud

Todo comenzó, en su momento, con los ataques al balneario «Luna Roja». Allí se armaron, y probaron la resistencia de los poderes institucionales. Se llevaron por delante a los concesionarios y a los funcionarios, hasta que un fiscal los puso en su lugar y determinó que sus alegatos —siempre referidos al medioambiente— no tenían sustento: no había ningún daño ambiental, ni ningún «ecocidio».