Semanas de incomodidad y verdad

La reunión convocada en la Rosada por el jefe de Gabinete de ministros Marcos Peña el miércoles 25 de este mes con los intendentes de Cambiemos, fue un espacio que permitió al dirigente político más directamente ligado al Presidente tener un vis a vis sin intermediación con la realidad de localidades que son clave para la construcción del voto en 2019.

En la reunión, Arroyo destacó por su impronta. Se dio el gusto de expresar la queja por el comportamiento de la Provincia, que retiene con argumentos baladíes una transferencia de recursos del orden de los cien millones de pesos, necesarios para articular compromisos y determinaciones de gastos que hacen a la marcha de la ciudad. Peña tomó nota de la situación, que ya de por sí es enojosa. La retención de dicha partida —un ATN que envía el Ministerio del Interior—, de no ser resuelta como corresponde, ocupará un lugar en la agenda del encuentro que mantendrá Arroyo con Rogelio Frigerio el próximo 3 de agosto en Mar del Plata. Frigerio siempre ha mantenido una cordial relación con el intendente, relación a la que hay que sumarle el buen parecer que Octavio Frigerio, padre del ministro, volcó oportunamente sobre el hombre del piloto en conversación privada mantenida con un funcionario de la gestión. La relación de confianza, que viene de otra era política, sirvió para cotejar el hecho de que la Rosada entiende que hay que cerrar el capítulo de desencuentros y forjar una agenda común.

Entre los temas abordados en la reunión –que se sostuvo fuera de la mirada de los medios—, se habló del entuerto político que implican las denuncias que afectan a la gobernadora Vidal, su tesorera de campaña y otros dirigentes políticos de la coalición. En ese predicamento, causó estupor el recular en chancletas del intendente de Patagones, José Luis Zara, quien negó haberse rehusado a aportar para la campaña 2017, afirmando que “le tergiversaron” sus palabras. De pasado peronista, su corsi e ricorsi deja en claro que el partido con más adeptos en argentina es el “grouchomarxismo”, por aquello de que si no gustan unos principios, bien se pueden exhibir otros.

En tanto, el equipo de comunicaciones de la Gobernadora sigue buscando crear el relato de victimización de Vidal. Esta semana, la periodista Laura Di Marco asume el rol de speech writer, y afirma en un artículo publicado en el diario La Nación bajo el título “Lo que María Eugenia Vidal no puede contar” que Vidal subraya haber entrado a la política sin apellido, sin padrino y sin plata “¡No tengo ninguna offshore!”, se ufana. Traducido: Mauricio Macri llegó con un apellido, tenía el padrinazgo de su fortuna y tuvo una offshore, o cuando menos formó parte de una.

María Eugenia Vidal está en un punto complejo. Debería tirar de la cadena de ahorque de sus perros de la guerra, que se están tornando tan imprudentes que, cegados por un traspié que nada que ver comparado con financiar una campaña con plata del tráfico de efedrina, están rompiendo códigos difíciles de captar. No en la política sino en la vida.