Sin debate serio, lo peor de la política sale a escena

La ruptura del FDT —que, ciertamente, nunca fue «de todos»— estaba escrita aún antes de la fractura quedara efectivamente expuesta en la sesión del Senado en la que Cristina —como Casildo Herrera— se borró de la votación al respecto del acuerdo con el FMI.

Esta situación replica en toda la nación, allí en donde los partícipes de esta entente electoral sin programa ni propósito consiguió bancas. En el caso de nuestro Concejo Deliberante, ha llevado el nivel de debate político a mínimos nunca antes vistos.

Salvo intentos esporádicos de apuntar a algún tema en particular, no hay un visu de política que haga inquietar al actual gobierno de la ciudad. Las diferencias son tan grandes, que en una cuestión central para la vida de los marplatenses y su impacto en la creación de empleo y riqueza, el proyecto de explotación petrolífera off shore, no pueden tener una postura en común.

Amén de ello, en General Pueyrredon —al igual que sucederá en Tres de Febrero y en San Isidro— habrá internas partidarias. Los representados por Rodolfo Iriart —liderar, es otra cosa— están alineados con la Casa Rosada por la vía de Santiago Cafiero, el patético canciller de la República Argentina, el mismo actor político al que Mauricio Macri caracterizó —certeramente— como «limitado».

El rejunte que orbita alrededor de Iriart es el saldo y retazos de sucesivas capas políticas que se conocieron, genéricamente, como «peronistas». Más que nada «buscas», alejados de la cajita de la felicidad del reparto estatal del dinero público. Lo de Fernanda Montoto Raverta y su esposo Pablo Obeid es un caso de cita: manejan o están al frente de las cajas más importantes del país y, así y todo, no suman militancia incluida en el registro electoral del Partido Justicialista.

La pareja Raverta/Obeid ha recibido, en esta semana, un varapalo indigno por parte de Nova, un medio platense que dirige Mario Casalongue, el mismo que recibió una tremenda paliza por parte de Francisco de Narváez por publicar supuestas intimidades de su pareja allá por mayo de 2015. En esta ocasión, el sitio publicó imágenes y textos íntimos agraviantes, supuestamente exponiendo una relación extramarital de la actual titular de la ANSES.

Nova atribuye la distribución de estos contenidos a un actor local, desconocido por fuera de los ámbitos propios, Marcelo Javier Martínez, quien se presenta como un integrante de La Cámpora. En off, desde el grupo se lo atribuyen a una maniobra acordada por Manino Iriart, todo porque aparece citado el secretario general de guardavidas, Néstor Nardone, a quien Nova le cuelga la galleta de ser quien filtró los intercambios íntimos.

Una actitud de estas habla de una inmensa miseria humana. No es hacer política. Nada me liga a esta pareja de actores públicos que replica lo que ya parece una constante de la política de la ciudad: los matrimonios con poder. Lo que nunca se puede aceptar, es la intrusión en la vida íntima de las personas de modo tan oscuro y soez. Mirar a los contendientes políticos tiene lógica, ya han hecho operaciones de esta calaña. La última —que les salió mal—fue el atentado de falsa bandera a la dirigente barrial María Inés Benítez, en el que se pretendió vincular esa balacera con el debate por el pliego de transportes.

Algún día, tanta mugre, se va a pagar.