Luego de la elección de medio término en que Vilma Baragiola se impuso, al día siguiente nomás se vieron en las calles de la ciudad afiches que anunciaban “Vilma viene”. Con una impecable producción fotográfica, buscaban consolidar su imagen con vistas a la elección de 2015.
Un día después de esa elección, conversé con Vilma y dos asesores suyos, y entonces le señalé: “Vilma, si llegás a ser intendente de Mar del Plata, hay dos situaciones claves para afrontar el mismo 10 de diciembre: salarios y aguinaldo, porque Pulti va a dejar la caja sin recursos, los salarios de los municipales por las nubes, un sector cultural altamente conflictivo desbordado de contratos políticos, las calles dinamitadas por la falta de mantenimiento, amén de cientos de miles de pesos en pagos atrasados a prestadores y alquileres”.
Finalmente fue Carlos Fernando Arroyo el que se cargó esas piedras en los zapatos, y su primer año fue auténticamente horrible. Dos errores iniciales fueron no dar por caídos unos quinientos ingresos producidos durante el último año de la administración de GAP, y haber firmado una paritaria que llevaba el aumento a los municipales a un 40% en el año, que ha sido motivo de urticantes reclamos por parte de los funcionarios provinciales.
El tercer año de la gestión de Arroyo inicia corrigiendo muchas de esas situaciones, las más de las veces en soledad política, reflejada en los dos meses que se tardó en acordar comisiones en el Concejo Deliberante y en la demora en votar el presupuesto, aun sin sanción . El acuerdo salarial firmado con la dirigencia gremial es un principio de valor que tiende a corregir los desvíos feroces que provocó una larga lista de decisiones de pésima administración.
Y no es sólo lo que hay en la superficie. El secretario de Hacienda Hernán Mourelle fue ratificado ampliamente en su cargo el pasado viernes luego de una reunión extensa en La Plata, en la que sorprendió a Lacunza y su entorno revelando que desde diciembre se han pagado salarios el primer día hábil de cada mes, el contrato de recolección en tiempo y forma, y que los salarios de abril se pagaron con fondos propios sin recurrir al descubierto del Banco Provincia.
El entredicho de Mourelle con el bloque de la UCR está destinado a quedar encapsulado en la persona de la curul Cristina Coria, que quedó expuesta cuando un mensaje suyo por Whatsapp, en el que descalificaba agresivamente al secretario de Hacienda, llegó a manos de este, y habilitó la catilinaria de Mourelle contra ella en los medios.
Hoy ya no cabe duda de que la ordenanza fiscal impositiva es urgente; debe reponerse en términos concretos la capacidad de funcionar del Estado municipal. Un calificado dirigente de la Coalición me apuntaba: “Arroyo ya demostró autoridad funcional al cerrar el acuerdo salarial en los términos que lo hizo y sin quilombo; ahora debe demostrar autoridad política y cerrar el acuerdo en el Concejo para que le voten el presupuesto, porque los votos están”. El hombre del piloto está lejos de la muerte anunciada que pretenden algunos en estos días. Y habrá sorpresas.