“Estamos en una situación muy riesgosa”

Desde Estados Unidos, la doctora argentina Graciela Chichilnisky habló en la 99.9 sobre su último trabajo: una planta de energía que absorbe el anhídrido carbónico de la atmósfera y lo transforma en energía. La novedosa creación sería la solución al cambio climático del planeta.

La Dra. Graciela Chichilnisky creó un método para reducir el CO2 de la atmósfera y combatir el calentamiento global. Se trata de plantas de energía que toman el anhídrido carbónico y lo transforman en energía. Hoy, esta alternativa se plantea como la solución más importante para el cambio climático.
En el aire de la 99.9, la argentina radicada en los Estados Unidos explicó cómo se produjeron estos avances: “trabajé en la Estación Bariloche en Río Negro creando un modelo mundial sobre el medio ambiente en los años ’70. Para tratar de completar esa tarea, estuve involucrada con un grupo de científicos en las negociaciones globales sobre el clima; era la representante líder de Estados Unidos”, relató. Luego abundó: “me di cuenta de que es un problema económico, aunque el problema fundamental es físico. Estamos en un período en que el ser humano es la fuerza geológica más importante del planeta, aunque parezca mentira. Estamos cambiando la estructura de la atmósfera, las especies del planeta y los océanos. Respecto a la atmósfera, tenemos que bajar el contenido de anhídrido carbónico que hemos lanzado por usar combustible fósil. En realidad, los responsables no fueron los países en desarrollo sino los más ricos del mundo”.
En ese momento, Chichilnisky logró generar conciencia sobre otra medida fundamental para el desarrollo: “se necesitaba un inicio de esta política que sea consistente con el objetivo individual de ganancia de mercado. Por eso diseñé y escribí en el Protocolo de Kyoto el mercado de carbono, que se volvió ley internacional en 2005 y ahora está negociando 215 billones de dólares cada año”.
Pero en aquellos años el trabajo estaba lejos de terminar, aún había pensar cómo reducir los gases en la atmósfera: “si bien eso impulsaba un cambio en la orientación de cómo producir anhídrido carbónico, necesitábamos una tecnología que sea consistente con este mercado y lleve ese dinero a los países en desarrollo de Latinoamérica, África y las islas pequeñas, que no son responsables por el calentamiento global pero necesitan mucha energía”.
Entonces surgieron las plantas energéticas que pueden, literalmente, cambiar el mundo. “Con esta tecnología podemos tomar las fuentes de emisiones y el calor residual en las plantas energéticas. Con eso manejamos nuestra tecnología, absorbiendo el CO2 de la atmósfera y la limpiándola. Esas plantas energéticas son un capital global de 55 trillones de dólares, equivalente al Producto Bruto Global. Se necesita esa transformación; si no, no hay solución. El 50% de todas las emisiones de CO2 se producen en las plantas energéticas del mundo. Solucionamos eso, o no tenemos solución”, advirtió.
El problema del calentamiento global realmente es muy grave para el planeta. En ese sentido, Graciela Chichilnisky resaltó: “estamos tomando un riesgo en nuestro planeta. En esta centuria podríamos tener la atmósfera de Venus y no sería apta para la vida humana. Sabemos que la atmósfera se está calentando y los océanos están subiendo. Es una situación muy riesgosa”.
El Mercado de Carbón seguirá generando dividendos que deben invertirse en estos proyectos, sobre todo Estados Unidos y China, que son los grandes emisores mundiales de anhídrido carbónico: “en Estados Unidos existe un problema político, hay gente que quiere avanzar y para demostrarlo, el Estado más populoso, que es California, comenzó con un mercado de carbón. En Australia hay un mercado de carbón y hay trámites de China y Japón. Está cambiando la economía mundial y estoy orgullosa de haber sido la persona que lo propuso. Pero esto no es la solución final, porque no es una cuestión de mercado; hay que sacar el CO2 del aire”, remarcó nuevamente.
La idea es clara y se debe implementar para buscar una salida al proceso de calentamiento global: “el dinero del mercado de carbón tiene que ir a los países en desarrollo para quitar el anhídrido carbónico de la atmósfera. El mercado privado y los poderes públicos, tienen que avanzar en este sentido”, finalizó.