Victoria Baratta: “Todavía estamos sin presencialidad óptima y todavía quedan escuelas por abrir”

La historiadora y cofundadora de Padres Organizados habló en la 99.9 sobre el libro “No esenciales. La infancia sacrificada” donde recogió evidencia científica que respalda la apertura de las escuelas.

La historiadora Victoria Baratta (Foto: Dominique Besanson)

La necesidad de dejar abiertas las escuelas ya ha quedado en evidencia gracias al trabajo de muchas personas que a lo largo del país se juntaron para reclamar lo que consideraban justo. La historiadora Victoria Baratta es una de las cofundadoras de Padres Organizados, grupo que surgió el año pasado para reclamar por la reapertura de los establecimientos educativos, y habló en la 99.9 luego de escribir el libro “No esenciales. La infancia sacrificada” de la editorial Libros del Zorzal.

“El libro es el resultado del trabajo que empecé cuando formamos Padres Organizados. Tomé el rol de recopilar evidencia para llevarle herramientas a los padres y madres pero también docentes para que tuvieran más información y menos pánico. Eso se convirtió en “No Esenciales”, remarcó.

La evidencia científica existía pero había que ponerlo en el centro de las discusiones y eso fue algo que como organización les costó: “nos empezamos a agrupar a fines de agosto o septiembre y lo primero que tratamos de hacer fue llevar el tema a los medios. Costó mucho que sea primera plana, se logró en enero cuando se publicaron encuestas que daban que la gran mayoría de las personas querían que vuelvan las clases presenciales. Ahí se empezó a discutir. Una de mis compañeras, María José Navajas fue tejiendo una red de agrupaciones en todo el país porque había que pelearlo en cada distrito. Todavía hoy estamos sin presencialidad óptima y todavía quedan escuelas por abrir”, comentó Baratta.

La intermediación de varios gremios buscando constantemente que se cierren las escuelas, está presente aún hoy aunque parezca increíble: “la mayoría de los gremios tuvieron una actitud de abandono hacia los niños y adolescentes que son el sujeto de la educación. No es un reclamo contra los docentes, porque hay una mayoría silenciosa de ellos que asisten a su trabajo. En la evidencia que recopilé está demostrado en todo el mundo no es más riesgosa que otras profesiones. Se la vende como si fueran médicos de terapia intensiva y no lo son”.

Incluso después del inicio del ciclo lectivo 2021, los números siguen siendo contundentes: “ayer el Ministro Trotta presentó el resultado de los testeos en todas las escuelas del país y sólo el 0.16% de los alumnos que concurren habían dado positivo y del personal docente y no docente, sólo el 1.03%. Son porcentajes muy bajos. No somos negacionistas de la pandemia, pero las escuelas es lo último que deben cerrar”.

Esta intención política de cerrar las escuelas y no brindar clases no es algo nuevo, sólo que la pandemia ha servido de excusa: “me han dicho de todo pero el tiempo terminó dandole la razón a la evidencia científica. Cuando empecé a investigar, uno de los estudios científicos más importantes, el más difundido sobre pérdidas de días de clase es de Argentina por las huelgas docentes y eso que no había pandemia”.