TOP TEN 800

1)    Gustavo Arnaldo Pulti (Ni bueno ni malo. ¿Mediocre?) 2)    Fabián Messina (Él le pone banca al Estado ) 3)    Carlos Bonicatto (Intenta poner límites) 4)    Carlos Rottemberg (Ya no se calla) 5)    Emiliano Giri (Que se involucre ) 6)    Adrián Alveolite (¿Le soltará la mano?) 7)    Patricia Gutiérrez (Metiendo presión) 8)    Eduardo Bruzzeta (Mira para otro lado) 9)    Héctor Maggi (Socializa y… ¿algo más?) 10)  Alejandro Gidoni (Un ejemplo a imitar)  

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Bajar la cabeza

Esa expresión denota o sumisión ante la autoridad, o vergüenza cuando a uno lo ponen frente a una mentira o una situación sobre la que no puede argumentar. Esto último le pasó al Gobernador días atrás, cuando tuvo que mirar el piso quizá para que el rojo de su cara no brillara más que el naranja de su camiseta.

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Otra carrera

Venido de su Mechongué natal, Eduardo Germán “Lalo” Ramos corrió muchos años en el folklórico Turismo Carretera, alcanzando allí logros importantes. Ahora, luego de una trayectoria metódica, que sin prisas pero sin pausas fue trazada con objetivos claros que se fueron cumpliendo uno a uno, emprende otra carrera, esta vez en la política.

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Cocoon

Y de golpe, algo parecido a la ficción se hizo realidad. Los “viejos” no sólo son más, sino que están más enteros, viven más años, y alteran sensiblemente los números de la demografía tradicional, que manejaba una expectativa de vida mucho menor hasta hace apenas medio siglo atrás.

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De mentiras y relatos

Ante los datos contundentes que indican, sin lugar a escape posible, que la temporada de verano lejos está de ser “la mejor del siglo” o alguna otra fruslería verbal, el intendente Gustavo Arnaldo Pulti salió a atajarse con otra verdad de Perogrullo: ahora resulta que “la temporada no es ni buena ni mala”. ¿Cómo sería, entonces…? Regular, mediocre, podría ser; de cualquier modo, alejada de las fantasiosas expectativas apalancadas en un relato mentiroso sobre las cifras reales de turistas arribados.

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El fin de la inocencia

Daban cátedra de moral, cuando menos pública. Crearon la fantasía de un reino (literal) de bondad política que sólo actuaba en beneficio del gobernado. Por años nos dieron el espectáculo –sobre todo a los hijos putativos- de los debates en las Cortes. “Que diga usted, señor González”, correctamente retrucado por un “mire usted, señor Aznar”. Todo un ejemplo a seguir, cómo dudarlo, con un dejo de envidia ante semejante despliegue de civilización política.

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