Las reglas del juego

Construcciones ilegales | Se ordena el fin de un convenio precario, y el desmonte de construcciones irregulares en el predio Arroyo Seco, que se había otorgado a la Asociación Rancho Móvil en la ruta 11. Pierden los verdaderos campamentistas.

Por culpa de los que no siguieron las reglas del juego, el gobierno municipal anunció la aplicación del decreto del intendente Carlos Fernando Arroyo que dispone la caducidad de un permiso precario que se había otorgado a la Asociación Rancho Móvil de la Costa. El Emtur tomará posesión de la Unidad Turística Fiscal. Por esa razón,  todos los asociados fueron invitados a retirar voluntariamente su unidad, y muchos de ellos firmaron en conformidad.

No se trata de un hecho compulsivo, sino que se estableció un plazo prudencial para concretar el retiro de los elementos. Todas aquellas unidades que no sean reclamadas por los titulares ni sus representantes serán cerradas mediante la colocación de una faja de clausura.

El problema parte de que la Asociación Civil Rancho Móvil dio lugar a la construcción clandestina de unas 17 unidades ancladas al suelo, que podrían considerarse cabañas, sobre el acantilado en el extremo sur de Mar del Plata. La autorización precaria que data de hace 15 años permitía que se instalaran unidades móviles de acampe, es decir vehículos, a cambio de determinadas mejoras estructurales que —aseguran desde la comuna— nunca se realizaron.

Por otro lado están los verdaderos campamentistas, los hombres y mujeres que con sanas intenciones fundaron este club de amigos hace muchos años, que son los que sostienen, respetan y protegen el espacio con el espíritu original que los convocaba: sus casas rodantes y una vida conectada con la naturaleza y la playa. Esta visión original se vio entorpecida por un verdadero oportunismo inmobiliario que surgió en el último tiempo. Se vendieron irregularmente las parcelas, donde se permitió la construcción de cabañas —o simples dormis— en medio de la Reserva Forestal del Paseo Costanero Sur, en el kilómetro 544 de la ruta interbalnearia 11. Ahora, el Emtur anunció que el permiso precario y gratuito había caducado, y que las reglas originales del acuerdo no se habían cumplido.

En sus carpas y humildes casillas rodantes permanecen varios de los vecinos marplatenses que fundaron la Asociación Civil Rancho Móvil, reunidos por la pasión por el acampe y el aire libre. Siguen allí, a unos trescientos metros de las construcciones ilegales, defendiendo su modo de vida: “Mi papá fue el primer presidente y su honestidad hoy es aún recordada por todos”, dijo orgullosa Marcela Priede a la prensa, que junto a su familia disfruta de este espacio público del que disponen, gracias al permiso precario que obtuvo la asociación en el año 2003.

Los originales

Es decir que los socios fundadores afirman ser quienes utilizan desde entonces el Rancho Móvil apegándose a lo permitido. Ellos relatan que forestaron el lugar, lo equiparon con baños, y colocaron la bomba de agua. Garantizaron la bajada pública hasta la playa y pasaron años aprovechando el aire libre y el encuentro permanente con otros vecinos acampantes. Relatan que siempre hubo controles del Emtur,  y que no hubo problemas hasta hace un año y medio cuando empezaron a hacer ese negocio de las construcciones irregulares.

Pero lo que puede entreverse es que el sector de los fundadores defiende que el lugar sólo pueda ser utilizado por familias que llevan sus casillas rodantes, sin invadir el espacio público con construcciones y sobre todo sin lucrar. Pero hay una nueva comisión directiva que se ocupó de cambiar el perfil del sitio y con esa excusa comenzó a hacer un importante negocio.

La situación se desmadró. Del perfil original se pasó a un negocio inmobiliario con supuestos propietarios que tenían su propio pozo de agua, biodigestores y pozo ciego. Pero sobre todo, con casillas de lujo con privilegiada vista al mar, y con una playa pública que se ha vuelto privada. Las 17 cabañas, según ordenó el Emtur, deberían ser desarmadas inmediatamente. Por eso los fundadores reclaman que sería injusto que el Emtur también los obligara a ellos a retirarse del lugar, que crearon, cuidaron y forestaron con sus manos. Hasta llegaron a tener su propia revista con información sobre el lugar y textos sobre la importancia del rito de compartir el mate, y hasta un decálogo para vivir con otras personas en comunidad. En la publicación se ahondaba en el significado profundo de lo que implica la palabra camping. La encargada de hacer la revista era la hija del socio fundador 1, Antonio Priede. Ella ocupaba el rol de secretaria del club y recuerda que la cuota mensual que hoy cuesta 1000 pesos, en sus orígenes ascendía a sólo un billete de 5 pesos.

Ya en septiembre de 2018 se comenzaba a comentar el tema, y cursaba un pedido de informes del concejal Mario Rodríguez ante el Concejo Deliberante. Se habían detectado al menos tres cabañas emplazadas sobre el acantilado de la Reserva Forestal Paseo Costanero Sur, en las parcelas autorizadas a la Asociación Rancho Móvil de la Costa, que no habían sido autorizadas por la Dirección de Recursos Turísticos del Ente Municipal de Turismo, según lo declaraba la titular de la dependencia, Gabriela Magnoler. La funcionaria confirmó las irregularidades en las construcciones, una de las cuales pertenecía al concejal Santiago Bonifatti. Recientemente, el concejal de Sumar reconoció haber pertenecido a Rancho Móvil, aunque se excusó diciendo que se había retirado al detectar las primeras irregularidades. Cabe agregar que, en su rol de edil, más que detectarlas debió dar cuenta de ellas en el cuerpo colegiado que integra.

La respuesta legal

La documentación que obra en los registros municipales es clara. Mediante el decreto 1774/04 se otorgaron permisos precarios a nombre de la Asociación Rancho Móvil de la Costa para utilizar el sector A de la Unidad Turística de Arroyo Seco, y a la entidad “Más de 50 hombres argentinos”, para el sector B del mismo predio. Vencido el permiso, la ordenanza 19520 reglamentaba el uso hasta abril de 2012, siempre para la instalación de vehículos, casas rodantes y carpas, a cambio de ciertas mejoras estructurales: la bajada a la playa, la construcción de baños comunes, y la iluminación del sector. Los permisos se fueron renovando hasta que la última de las ordenanzas estableció que se licitaría el sector, pero el resultado fue la nulidad en 2016.

Pero como el predio el cuestión había sido declarado Reserva Forestal, parte de los objetivos del acuerdo eran las obras de conservación y recuperación paisajística del área. La idea era reforestar, no construir casas.

Por supuesto que los permisos precarios implican que pueden caducar si una de las partes no cumpliera con aquello a la que se ha comprometido. Y es por eso que el informe municipal determina que se han detectado construcciones fijas, que distan mucho de ser reparos, o “afines” a un vehículo móvil de los conocidos como casas rodantes. Por esa razón envía una cédula de notificación que resultó rechazada el 9 de octubre de 2018, a la vez que la asociación se oponía al pedido de desmonte por considerarlo “arbitrario, ilegítimo e intempestivo”. Responde además que, como las construcciones citadas no fueron objetadas en visitas anteriores del Ente, se supone que fueron aceptadas.

Por supuesto que el gobierno municipal verifica que las construcciones nunca se legalizaron, que las entidades no han presentado su documentación en regla ni los informes de memoria anual. Certifica que nadie autorizó una construcción inmueble, y que no se puede aceptar una respuesta legal tan endeble de quienes vieron la oportunidad de vender parcelas que no les pertenecen, y construir casas en terrenos que no pagaron. El permiso era para acampar. Para instalar una casa rodante sin pagar los precios descomunales que tienen los campings comerciales de la zona, que casi cobran como un hotel. La oportunidad era buena, pero como siempre, nunca falta el que lo arruina.