Un ejercicio de ciudadanía

El sujeto social «ciudadano» es un constructo complejo que está en clara elaboración. Hace doscientos años, la esclavitud y el vasallaje eran situaciones aceptadas en todo el mundo. Los sistemas basados en el concepto del poder emanado de la divinidad se sostuvieron hasta la revolución de octubre de 1917: el Zar y su familia eran vistos como sujetos divinos, alejados de la sociedad rusa.

La idea de la divinidad del poder fue combatida, en inicio, por los terratenientes británicos opuestos a toda idea de poder sobrenatural. En el siglo XVI, Oliver Cromwell da forma a la Mancomunidad de Naciones, con un parlamento elegido por el voto y la limitación de los derechos reales. Con la aparición en el siglo XVIII de figuras como Carlos Marx y Fiedreich Engels se inicia el largo camino del debate ideológico que derribará reinos e imperios hasta el día de hoy.

La relación entre el poder político y el judicial es compleja en todas las sociedades, no es un dato exclusivamente argentino. Basta leer la profusa lista de libros del escritor y exlegislador por el estado de Virginia, John Grisham, para comprender la naturaleza humana y compleja del sistema judicial de los Estados Unidos, el cual es idealizado por Hollywood. Menciono esto a cuento del tremendo impacto que la protección que recibe la vicepresidenta de los argentinos provoca, llevando al error de creer que estas cuestiones «sólo pasan en Argentina».

La absolución pre juicio a Cristina Elisabeth Fernández en las causas por el acuerdo con Irán, dólar futuro, y la causa Hotesur/Los sauces, en donde se benefician no sólo ella y sus hijos Máximo y Florencia, sino también Lázaro Báez y Cristóbal López, es un ejemplo de rémora cívica y abandono republicano de los modos y formas propias de la independencia de poderes.

Los jueces concedentes de tanta gracia ajena a derecho son militantes del grupo conocido como «Justicia Legítima». Actúan políticamente y entienden que están para ser protectores del poder al que sirven. En estos presentes casos Daniel Obligado y Adrián Grunberg han jugado al extremo, dando un giro a la ley que ya no es ley con el fallo que han firmado en mayoría.  

Lo que viene es un interrogante tras otro. Si apela el fiscal del tribunal, la causa no quedara firme y si casación avala este fallo, habrá que ver si se apela a la corte. Nada ha concluido aún, lo que sí es un hecho es que hace falta una profunda reforma en el sistema judicial, en particular en lo que a Comodoro Py se refiere.

El fuero penal federal metropolitano fue creado por Carlos Corach, ministro del Interior de Carlos Menem y denunciado por el exministro de Economía de Domingo Cavallo. Es un fuero del poder y a él sirve, en particular si está en manos de alguna de las variopintas tribus peronistas que, desde casi 24 años ininterrumpidos, lo ostentan.