A lucky man

Dice la leyenda que, cuando un egresado de la escuela de guerra de Saint-Cyr podía ser elevado al generalato, tenía que cumplir con el rito de una reunión a solas con Napoleón, en la cual el Gran Corso le hacía una sola pregunta: «Es usted un hombre de suerte?». La naturaleza de la respuesta era lo que definía el destino del militar a partir de ese momento.