Acoso y derribo

Debiera decir que no hay nada nuevo bajo el sol. Desde el triunfo mismo de Carlos Fernando Arroyo en 2015 la postura de llevarlo a renunciar al cargo fue sistemática, llevada adelante mediante una colusión de intereses entre sectores políticos que han representado por años la mise-en-scène de estar en bandos opuestos, pero acordando metódicamente el reparto de cargos y prebendas. Doce millones de pesos en asesores es un monto demasiado alto, que no explica la paupérrima performance legislativa vernácula.